Animal Político

Es innato en el ser humano ver influenciadas sus decisiones por sus emociones, nuestro complejo cerebro así lo determina,
y en cierta medida es una adaptación evolutiva.
Sin duda, pensar que el ser humano tome todas sus decisiones en pro del bien común es un sueño meramente utópico. Ya que,
en el mundo animal, un ser no subsiste si no atiende sus intereses.
Por otro lado, se pueden obtener ambas cosas y beneficios mutuos. Un claro ejemplo son las 'sociedades' que encontramos en el mundo natural; complejas estructuraciones jerárquicas donde cada individuo cumple tareas y se obtiene un beneficio común y esto deriva en un beneficio individual, generando así el progreso de la especie.
Pero, estas estructuraciones o agrupaciones nacen por la necesidades individuales básicas como la alimentación y la protección. Tenemos a las organizaciones de insectos,como las hormigas o las abejas, donde cada individuo cumple su rol y todos los individuos obtienen la prosperidad.

El egoísmo y la propia preocupación por el bienestar es escencial para que cualquier Ser haga progresar su existencia. Si llevamos esto al plano humano se ven claramente estos rasgos. Pero nuestra gran capacidad pensante nos lleva mas allá.
Nuestro éxtio se debe sin duda a esa capacidad y a nuestra adaptabilidad.

Los grandes simios, los delfines, y paquidermos comparten con nosotros una habilidad escencial y muy necesaria, la cual es ponerse en el lugar del otro; esta habilidad les permite a los miembros ayudarse unos a otros y así obtener beneficios como favores. 'Hoy por ti, mañana por mi'.
Esto en nuestra especie y en los chimpancés es un arma de doble filo. Estas 2 especies son las que cargan con una habilidad política innata; donde los favores se compran. Este punto es justificable cuando estudiamos la jerarquía en los chimpancés: Hay un macho dominante, el cual tiene el derecho absoluto de ser el único en aparearse. El otorga seguridad al grupo y toma desiciones respecto a ello. Y para mantener su puesto en esta avanzada sociedad, no basta con la supremacía física sino que también el apoyo de la mayoría de sus pares, esto lo logra con juegos, ascicalamientos, y hasta obsequios de comida. Todo esto, asegura su permanencia al cargo hasta que eventualmente, otro macho use las mismas herramientas políticas y logre el apoyó para destronarlo.
Si bien la habilidad de ponerse en el lugar del otro es beneficiosa, es una arma de doble filo como ya se dijo. Ya que, en los chimpancés y nosotros esta habilidad nos lleva a saber como herir al otro de manera eficaz.
Es sabida la agresividad entre grupos rivales de chimpancés y esta habilidad les permite anticiparse y pensar como el grupo rival para así lograr la sumisión de los contrarios.
En el hombre, es exactamente igual; y las guerras consisten en anticiparse y ponerse en el lugar del enemigo y atacar el punto débil. Claramente nuestro razonamiento único nos ha llevado al progreso como especie dominante pero nos hace capaces de cosas horribles y despiadadas, nos ha dado nuestra subjetividad y egoísmo, pero también nos hace capaces de actos nobles y de la necesidad en algunos casos de enmendar nuestros desastres.
Quizas en un futuro no muy lejano, nuestra especie se venga abajo debido a nuestra inteligencia, ancias de dominio sobre el otro, nuestro egoísmo y preocupación por nuestros propios problemas.
Afortunadamente, como en todo orden de cosas, siempre hay excepeciones y es en esas mentes que logran cruzar la inherente y gruesa capa subjetiva que nos cubre, es donde reside la esperanza de prosperidad de nuestra especie, un animal completamente político.