Sentía miedo y tristeza; se alejó.
Temía dañar a este ser maravilloso y casi perfecto.
Jamás tuvo en su vida alguien así. Cuando llegó a su vida sintió que era la persona adecuada.
Tenía todo. Inteligencia, ternura, belleza, mirada calma, soledad y necesidad.
Sintió su piel al saludo y comenzó el cosquilleo estúpido en su abdomen. Hablaron un tiempo entre el ruido de la ciudad hasta que el reloj marcó el término.
Volvía a su hogar en felicidad envuelta en silencio, la música engrandecía el sentimiento. No podía esperar al siguiente encuentro y saber mas, sentir su aroma, sus manos frías, sus ojos, su sonrisa alegre, su voz suave. Sentir su alma junto a la suya.
Sin embargo sus demonios no le dejaban en paz, el dolor constante le hacía ser alguien que no era. El odio llenaba sus acciones y cubría sus emociones. Rompía en llanto de ira y repulsión.
Estaba demasiado dañado, no quería estropear a su ser querido mas preciado.
Tomó una desición y el destino se encargó de hacerla efectiva.
Tras su alegría constante sus acciones pasadas le atormentaban, pero, logró superarlas y sintió que estaba curado. Pero el dolor se quedó en su compañía.
El tiempo transcurrió y esa persona seguía en su interior, la necesitaba, extrañaba sus conversaciones, sus ironías, oir sus problemas, sus alegrías, sus logros.
Añoraba un abrazo, una mirada, sentirse con vida al estar a su lado. Nada mas importaba.
Unas cuantas veces el telefono sonó y en el silencio que se encontraba al contestar, casi podía sentir que estaba a su lado. Nunca supo si así era, pero no perdía la esperanza.
Quería pedir perdón, aceptar el castigo y su pérdida. Tocó fondo.
¿Estará bien?, ¿Será feliz?. Se la pasaba haciendose esas preguntas, pensando, extrañando. Era su secreto, un secreto hermoso que no sería tocado por nadie.
Un día se percató que el destino actúa de formas extrañas.
Y fué feliz, volvió esa felicidad placentera.
Hablaron por largo tiempo de la vida y las vivencias personales. Le dijo cuanto le extrañaba, cuanto le quería aún y mas. Pero no supo dar razones de su actuar pasado. Tenía cierto miedo, el tema no le gustaba.
Fueron semanas felices; sabiendo que se encontraba bien se sintió tranquilo.
Con el tiempo se percató que las conversaciones no eran lo que fueron. Seguía sintiendo amor, pero barnizado con cierta indiferencia en respuesta. Pero aquello era su culpa.
Seguía pensando en su persona especial todo el tiempo, en cada momento, se sentía vacío a cada instante.
Decidió escribir una carta y transmitir sus razones, sus emociones. Deseó que fuera leída y así fué.
La respuesta humedeció sus ojos. Sintió que era perdonado. En lágrimas miró el techo, su cuerpo se estremeció, la tranquilidad le llenó. Sigue tan enamorado como siempre y pregunto si algún día su persona volverá.
La respuesta hace triste su mirar y hago silencio.
1 comentario:
eso de las personas especiales...
es tan terrible
T.T
jaja
linda historia, kuento, reflexión o vivencia... sep
ta reweno
kuidate ^^
kisses
·•· JhO!!!·•·
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